lunes, 10 de diciembre de 2012

Capítulo 14 -Ángela-


OSCAR:
Huíamos de los profesionales que nos seguían. Llegamos a la cornucopia y vimos que no ya no quedaba comida, lo que nos decía que los profesionales no iban a estar quietos. Fer y Marco se paran en un árbol, aunque sean mas rápidos no tienen mas resistencia.
Callejeamos y nos metemos dentro de una casa. La miramos y la examinamos, solo hay cosas antiguas, sillones, sillas…
-Mirar que televisión, es súper antigua. –digo.
Cristina y Carlos miran por los armarios, Paula está en el piso de arriba con Sandra y yo miro las cosas antiguas que hay aquí. 
Me siento en el sillón, una nube de polvo me ahoga mientras Cristina y Carlos se ríen de mí. No puedo hacer otra cosa que sonreír. 
-Arriba hay solo tres camas. –dice Sandra. –dos tendrán que dormir en el suelo.
-Y quien te ha dicho a ti eso, yo duermo en el sillón. –digo riéndome.
Abro la antigua nevera y observo, hay un paquete de salchichas y una botella de leche. 
-Creo que a los del Ocentolio les damos un poco de pena. –digo. 
Abro las salchichas y las encuentro cubiertas de moho.
-Retiro lo dicho. –vuelvo a decir.

CRIS:
Corro hacia la botella de leche y la abro mientras Oscar dice:
-Retiro lo dicho.
Pego un gran sorbo y acto seguido lo escupo apartándome. 
-Valla asco de leche. Tiene que estar caducada porque está rancia. –grito.
Tiro la botella al suelo. Cojo el mando de la televisión he intento encenderla, cosa que no puedo. Veo a Sandra intentando encender la luz pero la electricidad no funciona.

La puerta se abre de golpe y entran Álvaro y Aitana. 
-Iros, esta casa ahora es nuestra. –dice Álvaro con un cuchillo en la mano.
Saco los míos y los tiro en el brazo. Álvaro se encuentra en el suelo. Aitana se agacha a ayudarlos y de la puerta de la cocina sale Ángela.

OSCAR:
Ángela se agacha y le quita los cuchillos a Álvaro. 
-¡Que habéis hecho! –nos grita. -¿Estáis locos? 
Álvaro se levanta, mira a Cristina y dice:
-Mi salvadora ha intentado matarme, no me lo esperaba.
-Nos iremos. –dice Aitana.
Ángela, Álvaro y Aitana salen corriendo cuesta abajo.
Voy a la cocina y cojo un paño. Me dirijo al salón y limpio la mesa. Nos sentamos callados, nadie tiene ganas de hablar. Los juegos empiezan a ser pesados y ya empieza a oscurecer. 

CRIS:
Creo que el Ocentolio ya se está empezando a cansar de estos juegos, así que seguramente lo que van ha hacer es hacernos la vida imposible. 
-¿Quien creéis que va a salir de aquí con vida? –pregunta Paula.
-Yo creo que Fénix, Laura o Fer. Son los favoritos del Ocentolio. –dice Sandra.
La verdad es que si, los del Ocendistric uno y los del Ocendistric dos son los favoritos del Ocentolio así que les mandarán paracaídas con comida y con abrigos o ropa de cambio.
Unos pasos se escuchan fuera de la casa. Todos nos asomamos por la ventana y vemos a Ángela correr y subir las escaleras. La abrimos y pasa corriendo. Se tira al suelo.
-¿¿Qué te pasa?? –la pregunto.
-Aitana casi me mata porque quería estar con Álvaro. Me ha echado a empujones y amenazándome. –me contesta.

OSCAR:
Cogemos a Ángela y la tumbamos en el sillón. La cerramos los ojos hasta que se duerme. 
-Necesita ayuda, podemos aliarnos con ella. –digo tartamudeando.
Los profesionales pasan por las calles mirando y buscando algún tributo despistado. 

-Yo creo que va a sobrevivir Edu porque es grande y es lo bastante fuerte para matar a los demás. –digo.
-Hasta el final sobrevivirá Aitana porq...
-No lo hará. -Todos nos sorprendemos mucho al oír la voz cortante de Cristina.
La miro y me parece ver furia en sus ojos, la arena la está cambiando.
Va a salir por la puerta, yo me quedo quieto y mirándola desde atrás. Me mira de reojo y vuelve sobre sus pasos, se vuelve a sentar en el sofá y la veo mirar por la ventana y sonreír. Sigo su mirada y descubro que llueve.
CRIS:
Cuando vi que Óscar miraba la lluvia aparté la mirada, me sentía mal por todo. Con todo lo que había ocurrido estaba distante, no él, sino yo. S
sentí su mirada como punzadas de dolor cuando fui a salir por la puerta. Pero no pasaba nada, no habría conseguido andar ni tres metros pues el tobillo se me había hinchado y solo conseguía cojear. Maldita sea.
Hoy había sido un día muy largo, esperaba que mañana las cosas cambiasen. Pero no sabía lo mucho que iban a torcerse las cosas, al fin y al cabo, estos son los OcenGames.

martes, 4 de diciembre de 2012

Capítulo 13 -¿Creías que te iba a olvidar? -


CAPÍTULO 13 – ¿CREÍAS QUE TE IBA A ABANDONAR? -

CRIS:
Paula no pegó ojo en toda la noche, se quedaba mirando al cielo mientras los demás dormíamos inquietos. Teníamos miedo de lo que pudiera pasar, de las locuras que era capaz de hacer Paula.

-Óscar…  -Susurré su nombre y él me miró.
-¿Qué pasa?
-¿Qué vamos a hacer con Paula?
-Nada…

Volvió a hundir su cabeza en el abrigo y siguió durmiendo. ¿Nada? Con que eso era lo que él pensaba hacer… Pues yo no lo consentiría.

ÓSCAR:
Nos despertamos por la mañana, con los ojos rojos y una sensación muy extraña. Miré hacia todos lados y empecé a pensar que algo había ocurrido, pero Paula seguía allí, más furiosa que ayer y con fuerzas renovadas. Buscaba venganza.

-Paula, debes tranquilizarte. –Sandra fue la única que se atrevió a decir algo, y lo único que consiguió fue una mirada fulminante de Paula. –En serio, ahora estamos todos juntos en esto.
-¿Y qué quieres que haga? –Preguntó furiosa, y luego gritó -: ¡¿Quedarme sin hacer nada mientras el asesino de Lorena anda suelto?!
-¡¡No!! –Todos se quedaron en silencio mientras me miraban. –No vamos a quedarnos parados, averiguaremos quién la mató y luego él será el siguiente en morir.

Paula pareció mirarme y darme las gracias, no se creía que yo hubiese dicho eso, pero ella no me conocía.

-¿Dónde está Cristina?

Todos miramos rápidamente a Carlos y él nos enseñó una manta que hacía bulto, justo donde debía estar ella.

-¿Nos ha traicionado? –Preguntó Sandra.
-Sí, seguramente se habrá dado cuenta de que yo buscaba venganza y que no podía salir nada bueno de aquí. –Paula parecía tan convencida como Sandra, pero yo solo me quedé parado, como en estado de shock.
-Yo no estoy tan seguro, –miré a Carlos y él parecía muy seguro en sus palabras –si no se habría llevado a Óscar.

Sonreí pensando en que eso fuese posible, pero tenía delante de mis ojos la prueba de que aquello era mentira. Se ha ido sin mí…

CRIS:
No tenía nada que hacer allí, buscar yo misma las respuestas era lo correcto. No podría haberme quedado parada mientras que Paula buscaba venganza y Óscar no estaba dispuesto a hacer nada. Me dolió, pero no les había abandonado, por supuesto que no. Todos tenemos derecho a irnos por libres, al menos eso es algo que se nos permite en los Ocen Games. Además estaba dispuesta a volver cuando encontrase lo que quería.

Llegué al pueblo y empecé a caminar por un camino de piedras, pasaba un parque y vi un árbol. Recordé todas esas veces que había visto a Óscar subirse a un árbol e intenté hacer lo mismo, nunca lo había conseguido.

-¿En serio la hiciste eso tío?

Oía pisadas, voces y risas. Eso solo podía significar una cosa: profesionales. Siempre pensé que bajo tensión actuaba mejor por lo que volví a intentar subirme al árbol.

-Ya ves, ella solo pudo chillar. –Más risas y reconocí la primera voz en seguida.
-Tendría que haber estado allí.

Fer hablaba con otro profesional, pude verlo perfectamente desde el árbol al que había conseguido subir. Tenía curiosidad por ver lo que decían Marco y Fer, pero mi vida corría peligro y deseé que se fueran cuanto antes.

Debe de ser que la suerte no está de mi parte y los dos profesionales se pararon justo debajo del árbol, maldita sea.

ÓSCAR:
¿Debía confiar en ella o pensar que me había abandonado?

-Para de comerte el coco Óscar. –Carlos parecía sereno, supongo que mientras no sea de noche puede ser muy fuerte. –Cristina volverá.
-¿Cómo puedes saberlo?
-¿Acaso no sabes que eres su mejor amigo?
-Si… Pero en la arena todo cambia.
-Ya lo sé… -Bajó la mirada tristemente. –Matar o morir…

Permanecimos en silencio durante unos minutos, hasta que la voz de Sandra nos hizo volver a la realidad.

-Venga chicos, hay que hacer algo.
-¿Cómo qué? –Paula parecía dispuesta a cualquier cosa.
-Podríamos empezar por ir a la Cornucopia. –Mi idea pareció agradarles y asintieron todos.

Paula, Sandra, Carlos y yo… No quedaba nadie más. Empezamos a andar los cuatro en dirección al pueblo, Paula parecía conocer muchas cosas sobre los profesionales.

-Lorena y yo los espiábamos todos los días, sabemos cuándo, dónde y cómo hacen cada cosa.
Por la mañana se separan en dos grupos y patrullan su “territorio”, como ellos llamaban a todo lo que va desde la iglesia hasta el parque. Ahora mismo debería de haber un grupo en la iglesia y otro en el parque, Paula no consiguió acordarse de nada más.

-¿Les empezamos a buscar por abajo? –Me miraron como si estuviese loco pero yo empecé a andar y ellos me siguieron, algo me decía que debíamos ir al parque.

CRIS:
-¿Cómo se llamaba la chica esa?
-Lorena… -Su solo nombre hizo que casi cayera del árbol.
-¿Has matado a una de tú Ocendistric? –Fer parecía impresionado, pero luego empezó a reírse a carcajadas.
-Sí. –Marco se encogió de hombros. –Nunca me cayó bien.

Cuando de nuevo empezaron a reírse  yo estuve a punto de hacer una locura. Tirarle un cuchillo a la cabeza de Marco parecía la mejor opción, pero sabía que Fer me descubriría y me mataría. No podía arriesgarme, no hasta que Óscar supiera que no le he traicionado.
Se empezaron a mover, se irán por fin. Pasaron al lado del árbol y fueron al otro lado, quiero saber que hacen y sentía mi espalda desprotegida. Pero tenía miedo de que me pillasen y no hice ni un solo movimiento. Volvieron a ponerse en mí vista unos minutos después, cuando aparecieron con dos grandes piedras y se sentaron justo al lado del tronco, apoyando su espalda en él.
-¿Te gusta mi arma? Tuve que matar a uno para conseguirla.

Marco le enseñó su arma a Fer, pero yo no pude verla. Pero sí pude oír cómo se oía el filo de un arma poderosa. Pero no tenía miedo, solo rabia porque había matado a Lorena.
-Yo la mía la guardo para una ocasión especial…

Bajé rápidamente la mirada y vi una enorme espada que brilló cuando Fer la levantó al aire. Estuvo a punto de verme, pero estaba pendiente de sus pensamientos.

-¿Quién es el capullo que mató a tú hermana?
-Carlos… -Fer siseó con fuerza y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
-Si quieres te ayudo a matarlo.
-No, sufrirá y luego yo lo mataré. –Hizo énfasis en yo.

Se oyó un ruido y miré hacia él, no podía creerme lo que veía.

ÓSCAR:
Llevábamos ya unos minutos andando y cuando por fin divisamos el parque nos quedamos petrificados. Dos profesionales estaban debajo de un árbol, y justo encima de él se encontraba Cristina. Había sacado la cabeza de entre las ramas y nos decía que nos fuéramos.
-Vámonos.

Miré a Carlos y vi como se había puesto tenso, preparaba una de sus lanzas a forma de defensa. En seguida comprendí que había visto a Fer allí y él solo quería huir.

-Seguro que ellos saben quién la mató. –Susurró Paula.
-Debemos salvar a Cristina, no podemos irnos.

Todos comprendimos que era verdad, aun que pensáramos que nos había abandonado. Carlos también asintió y yo pude ver el enorme esfuerzo que estaba haciendo, puse mi mano en su hombro y le di fuerzas. Empezamos a andar en dirección a ellos.

CRIS:
¿Qué hacían allí? ¿Por qué estaban aquí? ¿Qué hacían viniendo? Miles de preguntas empezaron a hacerse cola en mi cabeza y yo solo pude ponerme a pensar. Sandra, Paula y Carlos preparaban sus armas y pude ver el miedo en los ojos de Carlos. Miré al primer chico que venía, al que los demás seguían. Óscar había sacado dos cuchillos que robamos la última vez de la cornucopia. Levanté mi pantalón y justo debajo del calcetín pude ver uno de esos cuchillos igual al suyo. Sonreí y miré hacia arriba. Justo el árbol de al lado tenía muchas castañas y algunas de esas ramas estaban tan cerca de mí…
Entonces lo hice, en un intento desesperado de que no pillaran a los locos que venían a rescatarme. Cogí tres castañas y las lancé contra todo lo que hiciese ruido, en la dirección contraria a la que venían los demás. Marcos y Fer cayeron de nuevo en la trampa, exactamente igual a la que se me ocurrió en la iglesia la noche en la que murió Néstor. Los dos profesionales salieron corriendo en seguida y yo aproveché para bajar rápidamente y correr hacia Óscar. Intenté bajar por el tronco pero acabé dándome un golpe en el tobillo, aun que ahora mismo no me importaba lo que le pasase. Eché a correr hacia ellos y llegué por fin a su lado.

-¿Creías que te iba a abandonar? –Le pregunté mientras sonreía. Nos dimos un abrazo y luego me dirigí a Paula. –Ya sé quién mató a Lorena.
-¿Quién? –Sus ojos tenían esperanza, esperanza de vengar a su aliada.
-Marco.

De repente oí a Fer gritar y decir un millón de palabrotas. Se había dado cuenta de que le había engañado, de nuevo.

ÓSCAR:
Nos quedamos atónitos mirando como Cristina lanzó algo al aire y acabó chocando contra algo. Los profesionales fueron tras los ruidos y ella aprovechó para bajar del árbol, creo que se hizo daño al caer pero no le presté mucha atención.

-¿Creías que te iba a abandonar?

Yo solo pude sonreír y abrazarla. Pero todo se torció y los dos profesionales vinieron furiosos hacia nosotros. Paula les quería plantar cara pero todos sabíamos que ella no saldría viva de esto, y lo más probable sería que no consiguiese completar su venganza.

Nos quedamos por ella, apoyándola. Pero insistíamos en irnos cuanto antes. Sandra se acercó a ella, le dijo varias frases que no pudimos oír y Paula dijo:

-Será mejor que nos vayamos.

Y echamos a correr, con dos profesionales enfurecidos detrás de nosotros.

Capítulo 12 -SU MUERTE-



CRIS:
Llegamos a la cueva y metimos mas leña en el fuego que estaba casi apagado. Lorena está tumbada y tenía el brazo y la pierna cubierta de sangre. Saco mis vendas y se las pongo a ella.
Sombra y Jackie nos traen tres conejos.
-¡Bien! Tenemos comida –dice Sandra con su fina y graciosa voz.
Me levanto y pongo los conejos un el fuego.
Paula esta con Oscar y se la ve un poco traumatizada. Veo como Oscar le mira las muñecas y los tobillos.
Saco los conejos del fuego y grito:
-La cena esta servida.
Todos se levantan y hacemos un círculo al rededor del gran fuego. Comemos con ansias, cada conejo se acabó en diez minutos.
Después de la comida Paula estaba un poco más animada. Todos pegamos un gran salto al escuchar el himno. Nos asomamos por la puerta de la cueva y esperamos a cualquier muerto. Sale la cara de Nestor y todos tristemente nos metimos bajo la cueva.
-¿Por qué estáis tristes? –pregunta Paula.
-Pues…pues… porque aunque Nestor se halla aliado con los profesionales sigue siendo un humano que no merecía experimentar la muerte. 

OSCAR:
Nos acostamos. Me acurruco a Cristina y siento su calor en mi cuerpo. Cojo sus frías manos y las tapo en las mías hasta quedarnos dormidos.

Despierto junto a Cristina que sigue dormida. Me levanto y me dirijo fuera de la cueva.
Observo el gran paisaje que tengo alrededor. Me fijo bien en un arbusto y observo que hay un ciervo. Es extraño ver a un ciervo solo, suelen ir en manada. Me meto en la cueva y le robo a Carlos una de sus lanzas, vuelvo a salir y voy de arbusto en arbusto asta acercarme mas a el. Lo observo con los ojos bien abiertos y lanzo. El ciervo empieza a correr y un montón de ciervos salen y empiezan a correr. Me meto de nuevo corriendo y saco dos lanzas. Sigo a los ciervos y me llevan a un claro de la montaña donde el césped lo cubre. Me acerco hacia el, saco la lanza, apunto y la tiro. Los demás ciervos salen corriendo y yo cojo al ciervo y lo llevo a la cueva donde me espera Lorena tirada en el suelo, y Sandra limpiando nuestro nuevo hogar. Meto el ciervo en la cueva y Sandra se acerca para despellejarlo. Veo sus habilidosas manos separando la piel de la carne. Una vez que tiene la piel me dice:
-¿Hay un río por aquí cerca?
-Emm… no, no lo se –la contesto.
Sandra sale y veo como se pierde entro los árboles. Me doy la vuelta y empiezo a cortar el ciervo. Esta rica carne nos proporcionara más energía y ganas de seguir con vida.

CRIS:

Me despierto y lo primero que veo es un gran ciervo y a Oscar cortándolo en pedazos y poniéndolo en el fuego. Me levanto y cojo uno de los trozos del fuego. Me lo como con las manos y Oscar me mira.
-Nunca te he visto comer con las manos –me dice
Le miro y desvío la mirada hacia la puerta por donde entra Sandra con la piel del ciervo totalmente limpia.
-¿Por lo que veo si que había un río no? –la pregunta Oscar.
-No, he ido al pequeño río que está a un kilómetro de aquí –le responde –buenos días Cristina.
Me acerco a Carlos y le doy un par de empujoncitos para que se despierte. Se levanta y mira el ciervo. Sale corriendo hacia el fuego y coge uno de los trocos cortados, se lo mete en la boca y mastica con ganas.
Me levanto y me siento junto al fuego para calentarme las manos.
Escuchamos unas voces, nos asomamos y Fer y Edu suben la montaña hacia la cueva. Despertamos a Paula y Lorena se levanta. Oscar mete los trozos de carne en una bolsa de cuero y nos preparamos para salir corriendo. Cuando están casi entrando Oscar sale corriendo y ellos dos se asustan echándose hacia tras y caerse cuesta abajo unos cuantos metros. Paula, Lorena, Carlos, y yo salimos corriendo tras el. Fer y Edu se levantan y empiezan a tirarnos cuchillos. Nos pierden cuando nosotros bajamos la montaña.

OSCAR:
Estamos en la plaza y no hay comida en la cornucopia, por esa razón los profesionales ya no están aquí, se abran separado para encontrar a algún tributo despistado.
Andamos entre las frías calles y encontramos gran casa. Nos metemos en ella y planeamos un plan.
-Tenemos que hacer un plan.-dice Sandra.
-¡Si! ¿Y cual? –la grito.
-Pues… podemos hacer que cada uno se mete en una casa diferente y enciende una de las estufas. Los profesionales se pensarán que estaremos en las casas y nosotros los atacaremos por sorpresa. Alomejor matamos a alguno. –dice Paula.
-Es un buen plan. –replica Cristina.
Entonces nos pusimos manos a la obra. Cada uno se metió en una casa.
Siento un miedo que no había sentido antes. Pienso en que profesional me va a tocar, que profesional va a venir a esta casa a ver quien está dentro.
La puerta chirría y me asomo entre los abrigos. Tiene el pelo largo y lleva un arco cargado con amenazadoras flechas que creo que me va a quitar la vida.

CRIS:
Enciendo la estufa y me escondo en una de las habitaciones del piso de arriba. Las camas están perfectamente hechas y los muñecos y muebles como si estuviesen nuevos. Abro la ventana y veo la cornucopia. Miro hacia las casas y la de Carlos ya tiene encendida la estufa.
Escucho la puerta, cierro la ventana y me pego a la pared. Los pasos suben las escaleras y me asomo por la rendija de la puerta. Observo un gran cuerpo. Cierra la puerta de la otra habitación y se acerca a la mía. Me preparo para saltar encima de el y clavarle varios cuchillos. La puerta se abre y me escondo tras ella. Edu pasa y mientras mira bajo la cama salgo con dos cuchillos en cada mano, pero el se levanta del suelo y me coge de los brazos tirándome a la cama. Me quita los cuchillos de las manos y los clava con fuerza en el colchón mientras le doy un cabezazo y cae el suelo mareado. Le cojo la espada y le apunto en el cuello. Levanto la espada y la dirijo contra el cuello de Edu, pero antes de llegar a su cuello, mi brazo se para y Edu me mira. Dejo caer la espada al suelo y salgo corriendo de la casa.

OSCAR:
¡Es Laura! Me asomo y me lanzo sobre ella para clavarla los cuchillos y las dagas. Su flecha me roza el pelo y por unos momentos me he visto tirado en el suelo con una flecha clavada en la cabeza. Me pongo encima de una manera en la que se queda inmóvil. Ella grita el nombre de Fénix. La tapo la boca y veo que tiene tres agujeros en la mano de la última vez que la vimos. Saco un cuchillo y se lo clavo en el  brazo. Fénix aparece por la puerta y se tira a por mi, me agacho y salgo corriendo.

CRIS:
Corro hacia la cornucopia donde me esperan Carlos y Paula.
-¿Dónde esta Oscar?
Carlos y Paula me miran.
-No lo se. –dicen a la vez.
Empiezo a dar vueltas alrededor de la cornucopia mordiéndome las uñas hasta que escucho los gritos de Oscar gritando mi nombre.
-¡Oscar, Oscar! –grito.
Oscar aparece con Sandra. Esperamos a Lorena pero no viene. Los profesionales bajan con las armas preparadas y nosotros nos escondemos detrás de la cornucopia.
Salimos y corremos hacia la casa donde debería estar Lorena. Abrimos la puerta y Lorena tiene la tripa, las piernas, y los brazos rajados por completo.
Nos sentamos a su alrededor y la calmamos. La sangre está esparcida por las paredes y hay un charco de sangre en el suelo. La limpiamos las heridas pero todos sabemos que ella no va a sobrevivir. Sus ojos se cierran y nosotros nos miramos dejándola tumbada en el sillón de la casa. Volvemos a la cueva y Oscar saca los filetes de ciervo. Nos sentamos frente al fuego y comemos despacio. Suena el himno sale la cara de Lorena. Paula furiosa grita:
-¡Pienso vengarme de quien la halla matado!