domingo, 13 de enero de 2013

Capítulo 15 -Sobre el Árbol-

ÓSCAR:
Está amaneciendo, deben de ser las cuatro de la mañana. No he podido dormir, nadie lo ha hecho, pero todos mantenemos los ojos cerrados.

Oí que alguien se removía al otro lado del salón, y como, instantes después, sentía a Cristina moverse a mi lado. Pensé que se iría de nuevo, sin mí, pero cuando empezó a sacudirme del hombro me la encontré delante de mí.

-¿Qué haces...? -Pregunté medio adormilado.
-¿Te vienes? -Me contestó con otra pregunta y una sonrisa en la cara.

Yo me levanté de golpe y no pregunté nada más, vi como Cristina se acercaba a Sandra y a Carlos y les decía algo en susurros. Ellos asintieron, y después de mirar como Paula continuaba dormida aseguraron las ventanas, para que no se pudiesen abrir. Cuando Cristina y yo salimos también cerraron la puerta.

-Bueno... ¿y a dónde vamos?

Ella me guió hacía afuera, íbamos agachados entre los matorrales y cuando habló casi ni la oí.

-Ángela acaba de salir, y sé a dónde va a ir.

-Entonces...

Antes de que pudiese terminar Cristina me puso la mano en la boca y empezamos a escuchar voces. Mi primer pensamiento fue claro, los profesionales, pero en cambio la iglesia estaba despejada de sus risas malignas.

CRIS:
-¿Y tú por qué estabas con Aitana? -Sabía quién era la dueña de esa voz, ya la conocía.
-Ya me conoces, tenía que aliarme con alguien.

Al principio tenía dudas sobre mi corazonada, pero como siempre, mi instinto no me había fallado. Álvaro y Ángela se encontraban subidos en el enorme árbol de la iglesia, mientras Óscar y yo escuchábamos detrás de un muro, a menos de dos metros.

-También podrías haberte aliado con esos chicos, no parecen malas personas. -Mientras Ángela hablaba oímos como Álvaro emitía ruidos de dolor. -Aun que la verdad es que esa chica te podría haber matado.

Me sentía culpable, ni siquiera sabía por qué le había tirado esos cuchillos.

-¡Ahí! Cuidado Ángela.
-Perdona, perdona...
-Ya te he dicho antes por qué no me quedé con ellos...
-Está bien.

ÓSCAR:
Los siguientes minutos no fueron muy... interesantes. Se limitaron a reír y a preguntarse cosas sobre sus familias. Cristina y yo nos sentíamos culpables por estar escuchando su conversación, pero una vez que nos hubimos quedado allí ya no podíamos movernos sin que nos vieran.

Mientras yo miraba hacia todos lados, Cristina solo miraba fijamente uno de los cuchillos, el que tenía sangre seca.

-Las cosas van mal Álvaro, nunca quise venir aquí...
-Pero tienes capacidad para ganar, puedes volver a casa.
-No, no puedo volver, y tú lo sabes. -Hizo una pausa en la que se oyeron varios suspiros. -¿Qué haría aquí? ¿Saltar de árbol en árbol todos los días, hasta que solo quede yo viva?
-Hasta que los demás muramos, sí...

CRIS:
No podía escuchar más, no se lo merecían, está mal oír conversaciones ajenas.

-Vámon...

No pude terminar de decir nada, pues unas risas demasiado sonoras venían detrás de nosotros.

-¡Corre! -Me gritó Óscar.

Yo asentí y los dos nos vimos solos en medio de la iglesia, dos pares de ojos nos miraban mientras escalaban aún más alto.

-Sube con ellos. -Dije rápidamente mientras yo miraba hacia todas partes.
-¿Qué?
-Hazlo.

Óscar pareció dudar pero lo hizo, antes de desaparecer en las hojas me preguntó:

-¿Y tú que harás? La iglesia está rodeada.
-Pues... Subiré al tejado, otra vez.
-Recuerda que ya no es de noche.

Asentí y salí corriendo, y al igual que la noche en la que huía con Carlos, me subí al tejado.

Las voces tardaron un minuto que se me hizo eterno, pero casi había preferido que hubiesen tardado más. Pero no todo era malo, solo Fer y Marcos aparecieron por allí, los demás se habrían quedado en su nueva base.

-Estarán por aquí cerca, no escaparán. -Creo que nunca antes había oído hablar a Marcos, que siempre permanecía en silencio atento de todo.
-Hay que encontrarlos pronto, esto tiene que acabar ya. -Fer hizo una pausa y después de un suspiro continuó hablando. -Edu y Fénix van a romper la alianza, y a intentar llevarse nuestras cabezas con ellos.
-Pues yo esta noche voy a matar a Laura. -Dijo de golpe Marcos cuando terminaron de reírse.

Tardaron unos segundos más en abandonar la iglesia y alejarse. Óscar se bajó del árbol de un salto, cayendo perfectamente sobre el suelo. Yo, en cambio, caí en el suelo casi de cabeza.

-Mie... -Solté de golpe, mientras me llevaba las manos al tobillo.
-Tienes un esguince... -Dijo Óscar.
-Sí...

ÓSCAR:
-No era una pregunta, era una afirmación. -Respondió Álvaro detrás de mí.
-¿Por qué no me lo habías dicho? -Pregunté incrédulo.
-No pensaba que tuviese nada, eso es todo.

Ella intentó levantarse pero hizo una mueca de dolor y se quedó en el suelo. Vi como un borrón de pelo negro y rizado se acercaba a Cristina y la ayudaba a levantarse.

-Gracias Ángela... -Susurró Cristina.
-Debería irme, tendría que haber vuelto hace un rato. -Vimos como Álvaro se daba la vuelta y se dirigía hacia la calle llena de gatos.

A partir de aquí ya sabía lo que iba a pasar, así que me limité a sonreír y me aparté un rato de ellos.

Cristina empezó a correr detrás de Álvaro, y Ángela se acercó a donde estaba yo.

-Verás... desde que me lancé contra ese tributo masculino, Néstor, he querido preguntaros una cosa.
-Pues ya es hora de que nos lo preguntes ¿no? -Me reí al recordar como Ángela se abalanzó sobre Néstor y nos salvó la vida.
-¿Podría aliarme con vosotros?

CRIS:
-Espera, espera... -Eché a correr detrás de él, pero estaba cabreado conmigo y no me hizo caso. -Por favor Álvaro... ¡Espera! -Se dio la vuelta de golpe y estuve a punto de chocarme con él.
-¿Qué es lo que quieres? -Sonó más duro de lo que debería haber sido, pero yo solo quería decirle una cosa, él podría odiarme lo que quisiera.
-Siento haberte lanzado esos cuchillos.

Me di la vuelta y empecé a andar a paso rápido, tenía que volver con Óscar.

-Espera, yo...
-¡¡¡¡Aaaaaah!!!!

Nos dio un escalofrío y cuando giramos la cabeza vimos a Ángela en el suelo, y a Óscar agazapado a su lado.

-¡Ayudaaa! -Gritó Óscar.

ÓSCAR:
Ángela y yo hablábamos y reíamos, me contó muchas cosas sobre su distrito y su vida allí. De repente, oímos un ruido y pude ver por el rabillo del ojo como algo de punta afilada venía directo a nosotros. No me dio tiempo a hacer nada, solo a ver como la lanza pasaba justo por mi lado.

-¡¡¡¡Aaaaaah!!!!

Marcos y Fer se encontraban justo delante, con sus armas en alto. No habían hecho ruido, pues no querían llamar a los otros profesionales. Igualmente eran ellos dos contra mí.

-¡Ayudaaa!

Álvaro y Cristina vinieron corriendo y vi como ella sonreía tras mirar la cuesta abajo de la iglesia.

-¡Ángela! -dijeron los dos a la vez, al ver como Ángela no paraba de sangrar.

Nos encontrábamos aturdidos, con la esperanza de que ella pudiera sobrevivir.

-Iros de aquí, no vais a acabar con nosotros antes de que os matemos. -Siseó Cristina entre dientes.
-Que valiente... -Se burló Marco.
-Somos más que vosotros. -Respondí yo, mirándole con odio.
-Ya pe... -Las palabras de Fer, y su sonrisa, se esfumaron cuando tres personas aparecieron detrás de Álvaro.
-No tienes nada que decir Fer. -Soltó Sandra cuando llegó a la iglesia.

Carlos, Paula y Sandra se acercaron a nosotros y soltaron un pequeño grito cuando vieron a Ángela. Paula se agachó y apartó, con ayuda de Álvaro, a Ángela.

-Te gustará saber una cosa Sandra, -empecé a decir con una enorme sonrisa- Marco quiere matar a Laura.
-¿Y a vosotros qué? -Contrarrestó él.
-Que ella busca exactamente lo mismo. -Contestó simplemente Cristina, mientras se encogía de hombros. Parecía que se rió durante un segundo, pero cuando miró a Ángela hizo una mueca de tristeza. -¿Por qué habéis vuelto?

CRIS:
Miré directamente a Fer, sabiendo que él me daría la respuesta. Tardó en contestar, pues se nos había quedado mirando a Carlos y a mí con una expresión muy extraña.

-Vi tú sombra, cuando estabas encima del tejado. -Pensé que solamente diría eso, pero siguió hablando. -Muy poco original, ya que tú... amiguito y tú ya os escondisteis allí.
-Era para que me encontraras Fer. -Respondí con sarcasmo.

ÓSCAR:
Paula se acercó a mí y se acercó a mi oído.

-Ángela no durará mucho más. -Hizo una pausa en la que tragó saliva y noté como sus lágrimas recorrían todo su rostro. -See... se está muriendo.

Miré hacia atrás y vi a Álvaro y a Sandra a su lado. Mi mirada se encontró con la de Álvaro y nos entendimos perfectamente, los dos buscábamos la venganza.

Marco y Fer seguían delante de nosotros, Carlos y yo estábamos unos pasos por detrás de Cristina, a los dos lados. Álvaro se acercó a nosotros corriendo y cuando llegó a mi altura intenté correr también, al igual que Carlos que echó a correr.

-¡¡¡No!!! -Nos chocamos de golpe con los brazos de Cristina, quien los había extendido hacia los dos lados, impidiéndonos pasar. -Escúchame Fer, si os vais ahora podemos impedir que alguien más muera.
-¿Y qué ganamos nosotros? -Preguntó Marco, mientras Sandra y Paula le cerraban los ojos a Ángela.
 Las vi levantarse y dirigirse hacia nosotros.

CRIS:
-¿Que qué ganáis? -digo.
Me miran estupefactos y después contestan.
-Si, ¿Que ganamos?
Intento buscar una mentira que poder decir.
-Seguiréis vivos y tendremos que mataros mas tarde, tendremos que seguir compitiendo, tendremos que seguir viviendo en el mismo sitio... a este paso nadie gana estos juegos Cristina. Por lo tanto... ¿porque no mataros? Sera rápido. -dice Marco.
Paula se acerca ami y me dice al oído:
-¿Ese es el que mató a Lorena?
-Si. -respondo.
Ella cabreada saca todos los cuchillos que tiene y los empieza a lanzar contra ellos.
-¡Paula! ¡Para, para para! -grito sin que ella me haga caso.
Ellos empiezan a alejarse de nosotros. Oscar se adelanta y agarra a Paula que intenta seguir corriendo tras ellos.

OSCAR:
Después de calmar a Paula corremos hacia el árbol donde Ángela se encuentra tumbada en el suelo con los ojos cerrados. Sandra se levanta y nos dice con los ojos encharcados de lagrimas:
-Está muerta.
Me pongo de rodillas junto a Álvaro.
-Era la única en la que confiaba. -dice Álvaro.
-Lo se. -contesto. -pero ya no está aquí, así que... ¿quieres unirte? -digo mientras una lagrima resbala sobre mi mejilla izquierda.
-Si. -contesta. -pero Aitana...
-Aitana iba a matarte cuando menos te lo esperaras. -dice Cristina.
El agacha la cabeza y dice:
-Lo se.
-Se que Ángela era de los tuyos. -dice Sandra.
Todos cogemos a Ángela y nos dirigimos hacia la montaña.

CRIS:
Encontramos un llano, dejamos a Ángela en el suelo y desaparecemos entre los árboles cada uno por un sitio diferente.
Cojo piedras de todos los tamaños y las guarde en mi mochila y cojo flores de colores que encuentro en el suelo.
Salgo al claro de nuevo y pongo las piedras al rededor de Ángela. De detrás de unos cuentos árboles salen Oscar y Paula con unas cestas de mimbre llenas de setas con colores llamativos. Se acercan ami y colocan las Amanitas alrededor de la cabeza de Ángela, colocan las Amanitas Caesereas alrededor de los brazos y piernas, y por último colocan las Craterellus Cornucopioides alrededor del tronco. Después aparece Álvaro con Sandra y Carlos con las manos llenas de flores, Las colocan por encima de Ángela y después todos nos arrodillamos junto a ella.
-¿Alguien quiere decir algo en su honor? -dice Carlos.
-Yo. -dice Álvaro. -Estos doce años en el ocendistric 8 han sido los mejores que una persona hubiera podido tener.
Asiento con la cabeza y me levanto cuando cuando Paula va a tocar una de las Craterellus Cornucopioides.
Oscar le da en la mano y dice:
-No toques eso, son extremadamente peligrosas, tienen una capa de veneno por el exterior y un 80 por ciento de su cuerpo es toxico.
-Amm... ¿venenosas?-dice Paula asustada.
-Si, venenosas.

Todos nos ponemos en pie y desaparecemos entre los árboles. nos sentamos bajo la copa de un árbol y miro hacia el cielo hasta que me duermo.